Pionero en la creación de relojes femeninos dotados de
movimiento automático desde 1930, Blancpain da continuidad a esta tradición
proponiendo con regularidad modelos desarrollados especialmente para la mujer
sensible a las complicaciones relojeras. Fiel a la tradición, el nuevo
Cronógrafo Grande Date integra en una sola pieza engastada y de generosas
formas, un delicado rostro de nácar, un corazón automático y varias complicaciones.
A primera vista, dos partes destacan en la esfera de nácar
perlado, rodeada de un “ferrocarril”. Desde el centro de la pieza, donde se
encuentra el segundero del cronógrafo, dos olas de 17 diamantes de distintos
tamaños se escapan por ambos lados. A las 12 horas, la visualización con números
romanos de las horas y los minutos sobre un disco de nácar forma un contrapunto
dinámico a los dígitos arábigos de los contadores del cronógrafo. A la altura
de las 6 horas, una ventanilla indica una fecha grande formada por dos discos.
El nuevo Cronógrafo Grande Date alberga el Calibre
Blancpain 26F8G, un movimiento mecánico de carga automática compuesto por 495
piezas.
La caja de oro rojo de 18 quilates de 38,6 mm de diámetro
está engastada con 40 diamantes y es hermética hasta 3 ATM. Su fondo de cristal
de zafiro permite apreciar los finos acabados de todos los componentes, al
igual que todos los movimientos de Blancpain, y admirar la feminidad de la masa
oscilante en forma de pétalos. La corona está engastada con un diamante.
Video interesante de la innovación de Blancpain presentada en Bassel.
Hamilton ha
entendido desde siempre cómo funcionan las mujeres. Ya a principios del siglo
XX, la marca americana demostró que estaba plenamente en sintonía con el género
femenino gracias a los entonces revolucionarios relojes de pulsera, pensados
para solucionar la ausencia de bolsillos en las prendas femeninas. En 2013, al
cabo de más de 100 años, el Hamilton Jazzmaster Lady Auto ha sido concebido
para convertirse en el reloj preferido de las mujeres modernas que buscan una
pieza elegante y de alta precisión adaptada a su estilo de vida multitarea.
El Hamilton
Jazzmaster Lady Auto, realizado en Suiza, es extremadamente sofisticado por
fuera y por dentro, y permite a su portadora gestionar su tiempo de manera
elegante y eficaz. Su corazón, un movimiento automático de alta artesanía que
se puede contemplar a través del fondo de la caja, confirma que la tecnología y
la feminidad pueden confluir armoniosamente en el siglo XXI. La forma del reloj
constituye de por sí un nuevo capítulo en la historia de la fascinación por el
diseño. La parte delantera redonda fluye en una caja ovalada, mientras el ojo
queda fascinado por las asas e índices en forma de lágrimas. Los materiales y
líneas modernas se combinan para crear un reloj que demuestra claramente una
antigua convicción de Hamilton: el encanto femenino tiene sustancia.
Existen
opiniones muy variadas sobre si realmente las mujeres hablan más que los
hombres. El Hamilton Jazzmaster Lady Auto sosiega este debate con su variedad
de interpretaciones, cada una con una identidad propia que la diferencia del
resto. En la disputa por el papel de primera dama está el modelo con esfera de
nácar, que cuenta con 12 diamantes que alimentan las lágrimas alargadas que
marcan las horas El reloj se completa con un brazalete clásico de acero
inoxidable de cinco hileras. Otro modelo sigue la fuerte tendencia actual a lo
bicolor y una versión en PVD rosa aporta una suavidad soñadora y femenina. Su
concepción versátil e increíblemente práctica de la sujeción demuestra la
siempre sensible empatía de Hamilton con los estados de ánimo y gustos variados
de las mujeres. Un pasador de muelle de fácil uso permite sustituir sin
problemas los brazaletes de metal tipo joyería por una correa de piel blanca
para redefinir las curvas femeninas... al menos en la muñeca.
El reloj de sobremesa Atmos Hermès, fruto de la
colaboración entre Hermès, Jaeger-LeCoultre y la cristalería Saint-Louis, nos
demuestra que el tiempo es un aliado, pues gracias a él estas tres casas han
podido aportar su maestría para crear, en una edición limitada de 176
ejemplares, este reloj de cristal que debe su funcionamiento al aire del
tiempo.
Juegos
de transparencia y opalescencia, asociación de cristal y metal, unión de arte y
artesanía para conjugar el rigor del metal y la fragilidad del cristal; así
nace el reloj sobremesa Atmos Hermès. Lo inmaterial cobra forma, y esa forma
establece un fuerte vínculo entre el hombre, su entorno y algo sobre lo que
siempre se ha interrogado: el tiempo.
Encuentros
del tiempo.
Un savoir faire perpetuado durante décadas, el gusto por
la innovación y la filosofía de la exigencia son los valores que han convergido
al reunirse estas tres casas en torno al reloj de sobremesa Atmos Hermès.
Está, en primer lugar, el tiempo entendido como una
cuestión indisociable de la fabricación artesanal, eso que algunos denominan
«el buen hacer». La extraordinaria esfera de cristal alberga un calibre único, casi
perpetuo, diseñado por la manufactura Jaeger-lecoultre. El mecanismo del reloj
de sobremesa Atmos llama la atención desde 1928 por su forma de funcionamiento,
que se sale de lo corriente por no necesitar pila, electricidad, ni cuerda. Es
un reloj que, mediante un asombroso sistema, vive del aire del tiempo. Una
mezcla gaseosa, aprisionada en una cápsula herméticamente cerrada, se dilata
cuando la temperatura sube y se contrae cuando baja. La cápsula, unida al
muelle de arrastre del reloj, funciona como un fuelle y permite remontar el
calibre de manera constante. Es tan sumamente sensible que una variación de un
grado basta para darle autonomía de funcionamiento durante 48 horas. El volante
solo oscila dos veces por minuto, en lugar de las trescientas de media de un
reloj de pulsera clásico, que consume doscientas cincuenta veces más energía que
un reloj de sobremesa Atmos. Los 190 componentes de esta ingeniosa construcción
se ensamblan, con gran precisión, en la propia manufactura.
Con su exigente enfoque artesanal, Hermès ha confiado a la
cristalería Saint-Louis la fabricación del extraordinario envoltorio de este
reloj de sobremesa: un globo fabricado con la técnica del doblado, que consiste
en superponer capas de cristal, una de las cuales es de color. En la cristalería
Saint-Louis, únicamente seis maestros cristaleros poseen la experiencia y capacidad
necesarias para hacerlo.
Tiempo
de encuentros
En 1837, Thierry Hermès, guarnicionero, se instaló en París.
Desde entonces, la casa no ha dejado de crecer y desarrollarse, y en la
actualidad engloba catorce oficios: marroquinería y guarnicionería; seda
masculina y femenina; moda hombre y mujer; perfumería; papelería; sombrerería; calzado;
guantería; esmalte; hogar; mesa; joyería y relojería.
Los primeros relojes de Hermès se presentaron en la tienda
del 24, faubourg Saint-Honoré, en 1928. La casa estampó su firma en guarda
tiempos realizados con la colaboración de los nombres más respetados de la
relojería suiza, entre ellos Jaeger-LeCoultre, que más tarde dotó a los relojes
de sobremesa de Hermès con su movimiento Atmos. En 1978 se crearon los talleres
de la montre Hermès en Suiza y, con ellos, se afirmaron en la casa el gusto por
la exigencia y la pasión por la precisión, que en 2012 le permitieron presentar
sus primeros modelos equipados con calibres de manufactura propia.
En una época en que la relojería suiza estaba estructurada
en pequeños talleres montados en casas familiares, Antoine LeCoultre y su hijo
Elie decidieron reunir los diversos oficios de la fabricación de relojes bajo
un mismo techo. Fue así como LeCoultre se convirtió en la primera manufactura
del valle de Joux. En la actualidad da cabida a los más de ciento ochenta
savoir faire que precisa el diseño y la confección integral de los guarda
tiempos de mayor prestigio. En una búsqueda perpetua de la excelencia, y con la
constante promoción de una inventiva única, Jaeger-LeCoultre prosigue, en una
sucesión de creaciones extraordinarias, la tradición de las grandes complicaciones
confeccionadas en la manufactura: Atmos mystérieuse (2003), Gyrotourbillon 1 (2004),
Reverso grande complication à triptyque (2006), Master Compressor Extreme Lab 1
(2007), Reverso Gyrotourbillon 2 (2008), Duomètre à Grande Sonnerie (2009),
Master Grande Tradition Grande Complication (2010), Reverso Répétition Minutes à
Rideau (2011), Duomètre sphérotourbillon (2012).
De la invención al redescubrimiento, de la técnica a la
creación artística, la cristalería Saint-Louis produce cristal desde 1586.
Cristal de filigrana, coloreado en la masa o prensado, cristal soplado con la
boca, tallado, grabado y decorado a mano, opalina de cristal y cristal doblado
e incluso triplicado… cada pieza es la obra de un maestro cristalero y de un
maestro tallador, poseedores de un savoir faire indiscutible: la capacidad de
dominar un material incomparable, denso y límpido, sonoro y luminoso, que nace
de una bola de fuego y del soplo del hombre. La cristalería Saint-Louis forma
parte de la casa Hermès desde 1989.
Con esta
entrada quiero acercaros un poco mas a la filosofía de esta Marca que tiene
como señas de identidad a Morten Linde y Jom Werdelin, sus fundadores.
Vamos a hacer
un recorrido grafico de la creación y la inspiración de los modelos de Linde
Werdelin.
“Hemos querido
que sea gráficamente fuerte, para encarnar la modernidad y el funcionalismo, para
representar a la angulosidad de nuestro diseño de caso único, y el uso de agua en
distintas formas, ya sea bajo el agua o en la montaña.” J. Werdelin
Espero que disfrutéis
del viaje grafico y que luego me deis vuestro feedback.
Vamos a ello.
Todo comienza con las formas en las que se inspiran.
Empieza el trabajo del diseño.
Dar forma al material que se utilizará.
A mano se retocan todos los acabados.
Este es el resultado de algo que se ha hecho a mano.
A mano también se ensamblan los componentes.
Inspiración para el diseño de interiores.
Así queda una masa oscilante de Linde Werdelin.
Se cuidan todos los detales de personalización de los movimientos.
Así queda con la esfera puesta.
¿Qué os parece el resultado?
Después de
deleitaros con estas increíbles fotografías os dejo con un video de la
manufactura.