¡Un clasicismo extraordinario! El gabinete de oro rosa del
nuevo Atmos ofrece un diseño de sorprendente sobriedad y de pureza absoluta. El
Atmos Classique Phases de Lune es el tercer modelo de este péndulo que la Grande
Maison del Valle de Joux propone también en una versión con un gabinete dorado
con oro amarillo o rodiado.
La increíble proeza técnica simbolizada por el Atmos forma
parte del universo relojero desde hace aproximadamente 80 años. Esta pieza de
excepción propone la indicación del mes en el centro de la esfera, sobre un
disco delicadamente decorado, mientras en una esfera subsidiaria contabiliza
las horas y los minutos, al tiempo que muestra las fases de la luna más exactas
de la historia de la relojería, ya que el Atmos Classique Phases de Lune sólo
mostrará un desfase de un día al cabo de 3821 años.
El volante se desplaza con una sorprendente lentitud,
describiendo sólo dos alternancias por minuto. Suspendido de un hilo de
Elinvar* –una aleación que fue seleccionada por su gran resistencia a la
deformación en condiciones térmicas normales– asegura la precisión de marcha,
regulada minuciosamente durante varias semanas por los relojeros especializados
de Jaeger-LeCoultre. Su responsabilidad es grande. Y están plenamente
conscientes de que guían los primeros pasos de un mecanismo cuya longevidad no
puede ser valorada simplemente por el ser humano.
El fascinante espectáculo de los rodajes de un mecanismo cuyas
evoluciones simbolizan el enfoque más cercano al movimiento perpetuo se abre
ante nosotros. El nuevo gabinete montado sobre un zócalo de cristal es de una
pureza absoluta. No obstante, el misterio de esta maravilla relojera perdura.
La belleza del péndulo es esencial, y su elegancia se presta a todo tipo de
decoración interior. Interpretando el tiempo en su esencia y duración, está
listo para revelar su trama y acompasar los siglos, para marcar las ocasiones
excepcionales y celebrar los eventos importantes de nuestras vidas.
Casi perpetuo, el péndulo Atmos surca el tiempo y
marca una multitud de momentos importantes de generación en generación. Esta
vocación de mensajero y de testigo del tiempo da vida a la idea de proponer un
grabado personalizado del gabinete del péndulo Atmos. Su gabinete de vidrio
puede ser serigrafiado, permitiendo así un minucioso trabajo adaptado a la
creación de letras y motivos sofisticados. También es posible colocar una placa
en su zócalo.
Inventado en 1928, el movimiento casi perpetuo del
Atmos cuenta las horas, día tras día, año tras año, sin pila ni cuerda –es un
péndulo que vive literalmente del aire del tiempo. Su secreto reside en la cápsula herméticamente sellada que se
encuentra en la parte posterior del mecanismo, la cual es capaz de transformar
las variaciones de la temperatura ambiente en energía mecánica. Una fluctuación
de temperatura de un solo grado basta para asegurarle al mecanismo una
autonomía de funcionamiento de 48 horas. Sólo la velocidad de oscilación
extremadamente lenta del volante y el finísimo hilo de Elinvar* del que está
suspendido permiten que el Atmos funcione a lo largo de los siglos sin
intervención exterior.
Está de más precisar que la fabricación de este péndulo único
en su género requiere una extremada precisión. Para limitar la pérdida de
energía y el desgaste, el movimiento no necesita ninguna lubricación –la
fricción bastaría para bloquear el mecanismo. Bastan muy pocas comparaciones para
ilustrar la increíble proeza técnica del péndulo Atmos: por ejemplo, a pesar de
que el Atmos es el mecanismo más grande producido por Jaeger-LeCoultre, su
consumo de energía es 240 veces inferior al de un reloj de pulsera “normal”.
Concretamente: 60 millones de péndulos Atmos consumen la misma energía que una
simple bombilla eléctrica de 15 vatios.
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