Hace exactamente 125 años el Jurado
de la Exposición Universal otorga una medalla de oro a Girard-Perregaux como
recompensa a un reloj excepcional
convertido en icono absoluto de la relojería de todas las épocas : La
Esmeralda.
Ya
desde1860, Constant Girard-Perregaux se consagra a desarrollar y fabricar un
reloj único, cuyo movimiento no es sólo un componente puramente técnico, sino
también, y sobre todo, un elemento de reconocimiento inmediato. Al contrario
que su semejantes, quienes buscan la calidad en el detalle de la técnica o del
acabado, Constant orienta sus investigaciones hacia la arquitectura misma del
movimiento.
De este modo aparecen los famosos
« tres Puentes » paralelos, bajo los cuales se alinea el mecanismo En
un primer tiempo, son rectos, de extremos puntiagudos y realizados en alpaca.
De este modo fue equipado un Tourbillon que participa en el concurso del
Observatorio de Neuchâtel en 1867. Veredicto : primer premio y récord de
precisión que se mantendrá durante mucho tiempo imbatido. El mismo año, este
reloj consigue una medalla durante la Exposición Universal de París.
Prosiguiendo sus trabajos, Constant
Girard-Perregaux depura el diseño de su Puentes, que adquieren la forma de
flechas de brazos bassinés. Además, el oro de 21 quilates reemplaza a la alpaca
como material funcional. Preocupados por protegerlo de posibles imitaciones,
hizo patentar el diseño de su movimiento en marzo de 1884 a través del United
States Patent Office. Efectivamente, hay que recordar que este organismo no
existía entonces en Suiza y que no será creado hasta 1888.
Para Constant, el año 1889 es sinónimo
de nuevo desafío: una Exposición universal que se celebrará en París, la misma
que vio nacer la construcción de la Torre Eiffel. Se trata, pues, de presentar
a concurso un reloj absolutamente excepcional. No había duda alguna en cuanto
al movimiento, no podía ser otro que el Tourbillon bajo tres Puentes de oro, en
su versión más refinada, con escape de largo trinquete pivotado. Igualmente hay
que proporcionarle un revestimiento a su medida. Constant Girard-Perregaux opta
por una pesada caja de oro rosa, cuyo grabado se encomienda a Fritz Kundert,
entonces en la cumbre de su carrera, y quien utilizará todas las técnicas
conocidas de la época (la mayoría de ellas caídas en el olvido en la
actualidad) para realizar una decoración de riqueza y belleza extraordinarias.
El 29 de septiembre de 1889, se
conoce el veredicto: la obra maestra de Constant Girard-Perregaux es reconocida con una medalla de oro en la
Exposición Universal de París.
Pero
su historia no se detiene ahí: tras la exposición, se confía la inscripción
grabada del reloj “La Esmeralda” a los famosos agentes de relojería y joyería
Hauser, Ziwy & Co, que cuentan con establecimientos en París y en México.
Es en este momento cuando adopta el nombre con el que se le conoce en la actualidad.
Poco tiempo después, y sin que se conozcan los detalles de la transacción, se
convierte en propiedad del general Porfirio Diaz, entonces presidente de
México.
Hay que esperar a 1970 para que
reaparezca La Esmeralda. Durante un viaje a México, uno de los co-propietarios
de Girard-Perregaux es contactado por un heredero del general, el cual le
ofrece el famoso reloj por una suma que no desvelaremos aquí. El negocio se
cerró rápidamente y, desde entonces, La Esmeralda forma parte de las
colecciones del Museo Girard-Perregaux, en el que es, sin ninguna duda, la
pieza maestra.
A un reloj excepcional, un destino
excepcional. Hoy, La Esmeralda sigue siendo un enigma, pero también una fuente
inagotable de inspiración. ¿Por qué tres puentes en forma de flecha? Cuál es su
simbolismo… En cuanto a la inspiración, 125 años más tarde, la colección
contemporánea de Alta Relojería Girard-Perregaux nunca ha sido más rica en
Tourbillons bajo tres Puentes, desde el más clásico al más innovador a imagen
del Neo-Tourbillon bajo tres Puentes presentado con ocasión de Baselworld 2014.
Es, sencillamente, un caso único.
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